domingo, 2 de febrero de 2014

22 Lunas tras la puerta

Pasaban los días, uno a uno, como mordiscos. La visibilidad era nula, entramos en pleno invierno en medio de los cuatro rayos de sol que tomamos en verano.

Intentaba cada mañana hacer un pacto, sonreirle al silencio, callar algunas palabras con besos. Mientras tanto, tan solo pasaban los días cuándo todo podía ser tan fácil...

Acostumbrarse a los espacios desiertos y pretender llenarlos con cosas intangibles o sin motivación, es cómo preparar un plato jugoso sabiendo que no puedes comértelo, aunque haga 22 lunas que no has probado bocado.

La luna de apariencia estática a veces se acerca tanto, que parece que puedo tocarla y no me da vergüenza refugiarme en su mirada y abrirle mi inocencia, aún sabiendo que hace demasiado tiempo que ha cerrado la puerta.

¿Qué esperamos encontrar?, ¿Qué nos vuelve locas? Vivir el presente puede ser el más duro de los ejercicios del día a día y es ésa asignatura, que siempre está pendiente; porque es imposible olvidar lo que ya has vivido sin tenerlo presente, porque es imposible pensar en el futuro, tener ilusiones, sin que afecte a nuestro presente. Por muy realista que una sea, siempre hay momentos que nos despistamos y nos dejamos llevar; dependiendo de lo que nos toca vivir, el aquí y ahora "Carpe Diem", es un imposible que lucha con la tortura de los pensamientos que se agolpan para distorsionarlo todo.

No hay nada completo, pero nuestro nivel de exigencias se emperra en no relajarse, lo que nos lleva a desarrollar una tendencia abismal al inconformismo y la frustración.


2 comentarios:

  1. Eso es vivir, de nosotros depende que la balanza se incline a uno u otro lado. No siempre podemos estar felices, no siempre podemos estar tristes, no siempre podemos vivir de los recuerdos, sólo podemos ser. ¿Cómo se hace todo esto?. Ni idea, cuando sepa algo te lo chivo.

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  2. Sí. No vinimos a este mundo con un manual. Difícil manejar todas las emociones que cuentas y que son tan reales. Difícil sonreír cada día, difícil olvidar. El futuro parece que nunca llega, y cuando llega siempre asalta el pasado. Tendremos que disfrutar del presente sin más pretensiones.

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