lunes, 9 de junio de 2014

Mirando a marte


Estoy segura que el cosmos está lleno de amor, ahí deben deambular cientos y cientos de emociones. 

Miradas enlazadas entre los dedos; besos hambrientos detrás de un absurdo muach que realmente humedece unos labios; buenos días detrás de un led, tft o lcd; orejas ensordecidas, ojos desorbitados, cafés sin aroma, abrazos desnudos, ropa que sobra, libros dormidos, aparente compañía, sueños ficticios...la piel, la caricia, la arritmia; el suspiro, el olor, el ronquido; las uñas, los dientes, el pelo; el cine, un baile, un mojito.

Saltar al vacío forma parte de este juego que nos aferra a la tierra, mientras parte de nosotros corretea por Marte. Que ironía buscar en el vacío, porqué vacío es vacío, ¿o está lleno?.

Puestos a saltar, yo, fiel a mi teoría, prefiero saltar al espacio; seguro que allí, en medio de la quietud, entre tanto y tanto amor desperdiciado sea fácil tropezar con unos ojos que además de verte te miren.


El mal uso de las nuevas tecnologías (entre otras cosas), ha provocado que nos acerquemos a lo lejano y nos distanciemos de lo cercano; o realmente, ni todo está tan lejos, ni todo estaba tan cerca.


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