martes, 12 de abril de 2016

Volando en calma

El cálido sol de un domingo de otoño anima a cualquiera a ir al vivero y elegir entre todo el plantel aquellos tallitos que con mimo empezarán a respirar la tierra...

Siguiéndote el paso, espíritu libre. Entre aquellas piedras refunfuñaban cuatro ramas descolocadas que adornaron los recuerdos; detrás, el viento libiano daba fuerzas para avanzar; llegamos a la cima de la mano y justo en aquél momento cayeron cuatro gotas.

No dejamos nada anotado en el cuaderno, viendo pasar la vida igual de rápido que quema el fuego en el invierno y de vez en cuando, una nota de buenos días cariño o tal vez un poema de Mario.

Entre tu y yo la polaridad de puntillas por el temor a darnos y la cobardía de no dejarse perder para poder perdernos.

Es necesario algo más que pensar en ser feliz para serlo, es necesario querer serlo y luchar para ello, porque hay que acatar las reglas del juego, porque sí, sí se va la vida en ello.

Me quedan un par de canciones para romper las cuerdas y tres respiraciones para seguir caminando.


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